miércoles, agosto 14

El samurai silencioso del grabado


 
I.
El roce del satén
sobre la mano
invierte el roce
de la mano sobre el
satén
como un espejo
que se invierte
a si mismo.

Y nada más.
Nada.

La ocultadora, en cambio
(así son las cosas)
enemiga
del roce
ínfimo
inf(l)amante
no permite esos
trámites superfluos
con el mundo
y sus alrededores
dormidos despiertos
como un
mar silencioso.


II.

La mirada del ciempiés rojo
nos enseña las virtudes
de la discreción.

¿Cuál es el arte
de dar suaves circunloquios violentos?
O, lo que es igual:
el anodino ritual
de dar leves saltitos
erráticos
como el samurai silencioso
del grabado.

En el rictus furioso de la cara
el guerrero japonés
japoniza
su mínima porción del mundo. 

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